En la localidad sevillana de Estepa, reconocida como uno de los principales centros productores de dulces navideños en España, se encuentra la fábrica principal de Mantecados La Muralla, marca comercial de la empresa Dulces Olmedo García, una de las empresas que ha consolidado su presencia dentro del sector de la repostería estacional alcanzando una notable distribución en supermercados. Su historia, su modo de elaboración y la variedad de productos que ofrece permiten entender cómo ha evolucionado la industria del mantecado andaluz a lo largo de las últimas décadas.
Opinión sobre los Mantecados La Muralla
El producto comercializado a granel y envasado, en distintos sabores, por los supermercados Mercadona es un producto industrial de una calidad correcta.
Su textura es fina y compacta, agradable al paladar y de sabor correcto. Respeta el sabor tradicional del mantecado de Estepa. Mercadona ofrece una buena relación calidad precio con este producto.

Origen y desarrollo histórico
La Muralla surge en la década de 1950, cuando en Estepa comenzaban a proliferar los pequeños obradores familiares dedicados a la elaboración artesanal de mantecados y polvorones. En esa época, muchas familias trabajaban durante los meses previos a la Navidad preparando los dulces típicos que después se distribuían por toda Andalucía.
La empresa se constituyó formalmente a mediados de siglo, siguiendo un modelo de producción tradicional basado en recetas locales transmitidas de generación en generación. Con el paso del tiempo, el crecimiento del consumo en las fiestas y la mejora de las infraestructuras de transporte permitieron ampliar el radio de distribución, de modo que los productos de La Muralla empezaron a llegar a otras regiones del país.
Durante las décadas de 1980 y 1990, la compañía afrontó un proceso de modernización. Se incorporaron sistemas de producción mecanizados y controles de calidad más estrictos, en línea con la evolución general del sector alimentario. Este cambio permitió aumentar el volumen de producción y garantizar una mayor estabilidad en los procesos, sin abandonar los ingredientes básicos de la receta tradicional.
Actualmente, La Muralla forma parte del grupo de fabricantes de Estepa que operan con una estructura industrial consolidada, combinando la tradición local con los métodos de fabricación contemporáneos. La empresa mantiene su sede principal en Estepa, aunque ha desarrollado centros de producción complementarios en otras localidades andaluzas.
Materias primas y control de calidad
El mantecado es un producto que, en esencia, se compone de harina, azúcar, manteca de cerdo y almendra. A partir de esta base, cada fabricante define su propio equilibrio de proporciones y procesos de horneado. En el caso de La Muralla, el enfoque se ha mantenido en torno al uso de ingredientes convencionales y a la aplicación de procedimientos estandarizados para asegurar la homogeneidad del producto final.
El proceso comienza con la mezcla de los ingredientes y el amasado, al que sigue el formado de las piezas mediante moldes mecánicos. Posteriormente se hornean, se enfrían y se envasan de forma automática. Aunque la producción está automatizada en buena parte, las recetas continúan inspiradas en los métodos tradicionales de Estepa.
El control de calidad incluye pruebas de textura, humedad y sabor, además de la verificación del envasado y etiquetado antes de la distribución. La fábrica trabaja bajo normativas de seguridad alimentaria y estándares de trazabilidad que permiten garantizar el origen de los ingredientes y la correcta conservación durante toda la cadena de suministro.
Esta combinación de procedimientos técnicos y conocimiento tradicional caracteriza a la mayoría de las industrias estepenses dedicadas al dulce navideño.
Variedad de productos
La Muralla produce una gama amplia de dulces de campaña navideña. Su catálogo incluye mantecados, polvorones, roscos de vino, alfajores, hojaldradas y surtidos mixtos. Dentro del mantecado, ofrece distintas variantes según el sabor y el tipo de ingrediente añadido: clásico, de canela, de limón, de coco, de cacao o de aceite de oliva. También se elaboran versiones adaptadas a consumidores con necesidades específicas, como productos sin azúcar o sin gluten.
El polvorón de almendra constituye otro de los pilares de la producción. Aunque comparte parte de los ingredientes con el mantecado, el polvorón se distingue por su textura más seca y por el uso más abundante de almendra molida. En la planta de Estepa se producen también rosquillas y hojaldradas, dos especialidades muy presentes en los surtidos navideños de Andalucía.
A lo largo del año, la compañía ha ampliado su catálogo hacia productos menos estacionales, como galletas y pequeños dulces de masa batida, con el fin de mantener la actividad fuera del periodo navideño. Sin embargo, el grueso de la producción sigue concentrándose entre los meses de septiembre y diciembre, cuando se preparan millones de unidades para el mercado nacional e internacional.
Contexto y posicionamiento
El sector de los mantecados de Estepa está regulado por una Indicación Geográfica Protegida (IGP) que reconoce la procedencia y calidad de los productos elaborados en la zona. La Muralla se incluye dentro de las empresas que operan bajo este marco, lo que implica cumplir con requisitos específicos en cuanto a la receta, el proceso y el lugar de producción.
A diferencia de los pequeños obradores artesanales que fabrican en volúmenes reducidos, La Muralla pertenece al grupo de compañías que han alcanzado una escala industrial considerable. Esto le permite una distribución más amplia y una presencia constante en grandes superficies y cadenas de alimentación. No obstante, su actividad sigue ligada a la tradición repostera de Estepa, que es el principal centro productor de mantecados de España.

En términos de mercado, la empresa combina la producción bajo su propia marca con la fabricación para marcas blancas. Este modelo mixto es habitual en el sector y ha contribuido a consolidar la presencia de los dulces estepenses en todo el territorio nacional.
Tradición e innovación
La relación entre tradición e innovación define la evolución de La Muralla. La compañía ha introducido progresivamente mejoras tecnológicas en sus líneas de envasado, conservación y control de temperatura, al tiempo que ha mantenido las recetas base que identifican al mantecado estepeño. Este equilibrio entre pasado y presente refleja el proceso de adaptación que han seguido muchas empresas del sector: conservar el carácter local sin renunciar a la competitividad de la industria alimentaria moderna.
Los nuevos hábitos de consumo también han influido en la estrategia de producto. La Muralla ha desarrollado presentaciones más ligeras, envases reciclables y formatos pensados para la venta en supermercados. Además, la incorporación de productos sin gluten o sin azúcares añadidos responde a una demanda creciente de opciones más saludables o adaptadas a dietas específicas.
Valor cultural y económico
Más allá de su función como empresa alimentaria, La Muralla forma parte de un conjunto de fabricantes que contribuyen de manera significativa a la economía local de Estepa. Durante la campaña navideña, la producción de mantecados genera empleo temporal y atrae visitantes interesados en conocer las fábricas y el proceso de elaboración. Esta actividad ha convertido al municipio en un referente turístico y gastronómico durante los meses previos a la Navidad.
El mantecado, con sus variantes y adaptaciones, sigue siendo un producto representativo de la repostería andaluza. La Muralla, como parte de esa tradición, muestra cómo un dulce de origen popular ha evolucionado hasta convertirse en un producto de distribución masiva, manteniendo su vínculo con el territorio.
